


José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes y falleció muy lejos de su patria, en Boulogne Sur Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850. Sus restos fueron repatriados en 1880.
Cada etapa de su vida se inscribe en las páginas de nuestra historia.
Fue el menor de los cinco hijos que tuvieron Gregoria Matorras y Juan de San Martín.
Cuando tenía seis años, se trasladaron a España donde cursó sus estudios. Luego ingresó al ejército español y llevó adelante su carrera militar en el regimiento de Murcia.
Combatió en el norte de África contra la dominación napoleónica de España alcanzando el grado de Teniente Coronel.
San Martín regresó a su país y se puso al servicio de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo con el fin de custodiar las costas del Paraná y así logró derrotar a los realistas en el Combate de San Lorenzo.
Más tarde se le encargó la jefatura del Ejército del Norte en reemplazo del General Manuel Belgrano.
Allí concibió su proyecto de emprender la liberación de los pueblos americanos del sistema colonial español.
Junto a Manuel Belgrano influyó poderosamente en las decisiones del Congreso Constituyente reunido en San Miguel de Tucumán en 1816. Se proclamó la independencia de las Provincias de la Unión el 9 de julio de ese mismo año. Al frente de su plan emancipador logró una de sus gestas más heroicas: el Cruce de los Andes y la liberación de Chile y Perú de manos de España.
En octubre de 1819 visitó a la guardia del Fuerte Punta del Sauce y aquí en La Carlota tomó una decisión histórica: no involucrarse en las luchas internas del país.
Continuaban los enfrentamientos entre unitarios y federales y esa situación provocaba en él un gran desaliento. No olvidemos su memorable frase: "Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas".
Regresó a Buenos Aires y luego de la muerte de su esposa, Remedios de Escalada, viajó a Europa con su hija Mercedes, a quien le dejó el legado de las Máximas donde sintetizó su ideal educativo.
Falleció el 17 de agosto de 1850 en Francia.
"Desearía que mi corazón fuese depositado en Buenos Aires", fue la voluntad póstuma del militar. Desde 1880 sus restos descansan en la Capilla Nuestra Señora de la Paz, ubicada en la Catedral Metropolitana, custodiado permanentemente por dos granaderos.
El General José de San Martín nos dejó un legado de nobleza, honestidad, austeridad y justicia.
Tomemos por ejemplo sus valores y virtudes para seguir construyendo una sociedad que se caracterice por la paz social y el respeto entre los ciudadanos honrando su pensamiento plasmado en estas palabras.
“Seamos libres y lo demás no importa nada”.
EL TIEMPO AHORA